El Cuento de la Montaña Inquieta
El Cuento de la Montaña Inquieta
Por: Andrés Medina
Fecha:
Diciembre 2015
Amanecía
muy temprano en la mañana, el sol naciente muy contento se despertó y saltó
detrás de las montaña iluminando los campos coloridos de la tierra. Las
montañas pintaban en sus rostros grandes sonrisas al ver la luz del sol
rebotando en sus capas, y ver como los colores se avivaban cada vez más en el
transcurso del día. Animales y plantas se despertaban uno por uno, y corrían
animosos a buscar su comida.
Pero
en medio de todo el paisaje hermoso, había una montaña triste, desolada y
solitaria, que únicamente soñaba en estar en otro lugar, un lugar más cálido,
en donde sienta el amor, y la amistad del resto de seres. La montaña solitaria
miraba como cada mañana el sol se levantaba feliz y con ganas de vivir y como
su luz pintaba de color el espacio, y era ahí donde quería estar, en medio de
la vida.
Y
pensaba la montaña, como lo hare? como puedo lograr llegar a donde quiero
estar? no tenía respuestas pues nadie la tomaba en cuenta, pues su aspecto
sombrío y solitario ahuyentaba al resto de seres que la rodeaban, y es que para
los demás era algo rara, no se parecían entre sí y la hacían de menos. Pero... la
montaña no se dejó vencer.
En
aquel día el sol cansado, decidió irse a dormir. Se oculto tras el cono mas
bajo de las montañas y todo se tornó en oscuridad nuevamente y la montaña solitaria
empezó a luchar.
No había luz y el silencio inundaba todo el
lugar. Y fue ahí que la montaña luchó y luchó toda la noche por su sueño, por
lograr estar en donde quería, en medio del resto de seres, ser aceptada sin que
tomen en cuenta su aspecto y es que el resto no veía que pese a ser algo
diferente en su aspecto, seguía siendo tan normal como los demás.
Avanzaba
la noche y la montaña a brincos cortos lograba de a poco cumplir su sueño, cada
brinco la hacía sentir mas contenta de saber que al día siguiente todo sería
mejor pues sabía que si no luchaba,
nadie notaría su presencia en el medio de los demás.
Al
amanecer del día siguiente, el sol volvió a saltar contento al cielo, y había
algo nuevo que llamaba la atención de los demás. todos estaban admirados de ver
en el medio de tierra una gran montaña azul, muy hermosa y brillante rodeada de
un aura color rosa. La montaña cansada
después de su lucha incesante se quedó dormida y al abrir sus ojos vió como
todos la admiraban contestos de su presencia y la montaña finalmente se sintió
feliz y aceptada. Cumplió su sueño de vivir en un lugar mejor y siendo aceptada por los demás. Tus sueños valen
oro, y tienes que cumplirlos, demostrando al resto de cuán capaz eres de hacer
las cosas, que no existe ningún impedimento que haga que nos rindamos. Todo
está en tí.
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