Relatos de un taxista

AUTOR: ANDRES S. MEDINA M.
FECHA: 09 DE MAYO DEL 2011


PRIMERA PARTE

Conducía mi viejo y amarillo taxi,  por la avenida, era de esos antiguos chevrolet chevy del año 1970. Vaya que era un hermoso auto, con sus asientos de cuero negro resaltaba su elegancia, hasta podría decir que todos querían subirse en él con solo mirarlo, si es verdad que dije que era viejo, pero lo había cuidado de tal manera, que simplemente era un clásico al servicio de la gente..! Un pasajero alguna vez mencionó que “fué la mejor carrera de su vida dentro de un taxi” pues era muy cómodo, nunca estaba sucio, brillaba por dentro y no se diga por fuera…!! Por su color y su brillo podía llegar a haber reemplazado al sol…!! Algo exagerado, puede ser pero para mi punto de vista lo era.
En cambio yo…! Yo me llamo Juan José de la Barca, un nombre algo extraño para un taxista, no creen? A veces pienso que mi nombre con solo pronunciarlo emana aires de grandeza, como si de un conde se tratara, pero no… soy un simple ingeniero que cansado de su vida agitada y poco agraciada en un puesto que no era muy bien remunerado se aventuró a buscar trabajo fuera de aquella pequeña y oscura oficina en el 37avo piso de aquel enorme edificio que estaba cruzando el parque central de la ciudad…!! Mi única labor era obedecer las órdenes de un jefe tirano, de aquellos que a todos nos tocó alguna vez en la vida… lástima que fue mi único jefe durante mi única vida, jaja que ironía, bueno de aquellos que solo les gustaba tirar palabras al aire sin importar los sentimientos de nadie, solo su ego y su dinero, ganado en base a la extorción de sus empleados. Muchas veces imaginaba mientras subía por el ascensor con los ojos cerrados, que me dirigía a una cueva en la que la única luz que veíamos era la de las velas dentro de aquellas lámparas a lo largo del camino, y lo único que me esperaba eran los latigazos en mi espalda que me decían que no deje de trabajar, añorando los últimos minutos de trabajo para poder huir de aquél lugar…!! Miserable remuneración la que recibía por mi esfuerzo diario. No creo que esa sea la vida de un CONDE verdad??
Cuando salía del trabajo lo único que me ponía una sonrisa en el rostro era la imagen de la cara de mi hijo al verme llegar, y lo único que deseaba era cruzar la pesada puerta de madera de mi casa y jugar con aquél niño lleno de alegría y vida. Era lo único que opacaba los gritos de aquella mujer, mi esposa, reclamando el dinero de mi sueldo para derrocharlo en lujosas prendas de vestir y vaya que eran lujosas, prendas de marca y joyas que parecían sacadas de cuentos de hadas, pero que simplemente eran una pantalla ante todas sus amigas. Mi mujer es de aquellas personas que nació prácticamente en “cuna de oro” rodeada de lujos, casas, autos, piscina, era la “Princesa de su hogar” y yo no era prácticamente el príncipe que ella quería en su vida, pues como saben… no soy el millonario que tiene dinero de sobra para encender un cigarrillo con él. Siempre presumía ante sus amigas que vive en una mansión, que sus sirvientas la atendían como ella quería, que tenía chofer disponible todo el tiempo, pero todo el tiempo era yo quien tenía que dejarla donde ella quería, era yo quien tenía que cocinarle lo que ella quería pues en su vida no había prendido un fósforo ni para calentar agua… así que se imaginarán como era su comida…! Y bueno no es que mi casa sea pequeña no?? Es cómoda, los cuartos necesarios, un patio hermoso con un verde jardín, claro no muy grande pero lo justo como para realizar una parrillada con unos cuantos amigos, es verdad; es pequeña no una mansión como ella lo describe ante sus amigas… que la verdad ni las conozco, pues ante ellas simplemente yo era el chofer.
Vaya vida la mía… y que como terminé siendo chofer de un taxi?? Aún se lo preguntan?


SEGUNDA PARTE

Colgaba estáticamente en la parte superior dentro del taxi un enorme y rectangular espejo, cuya función no era simplemente la de indicarme si habían mas autos conduciendo tras de mí, sino la más importante, era mi ventana al mundo de cada persona que se subía a mi móvil, escuchaba diariamente miles de historias de miles de personas, gente de mucho dinero, gente de clase media y una que otra de clase baja, unos ebrios, otros tímidos, unos que ni conocían la timidez, jóvenes con mucho afán, en fin, por aquella “ventana” vi pasar miles de cosas… como aquella vez en la que una pareja de jóvenes algo alcoholizados y alborotados decidieron hacer de las suyas acostándose en la parte trasera de mi taxi mientras me dirigía a la casa de uno de ellos, o cuando un tipo de avanzada edad, posiblemente unos 60 o 65 años con una vestimenta blanca resplandeciente y larga decidió tomar mi taxi en una noche en la que una torrencial lluvia nos cubría, completamente empapado subió al taxi y sin mencionar una sola palabra cerró la puerta y avanzamos, parecía huir de alguien, se lo veía alterado, y su rostro era pálido; algo tenebroso, con unas muy oscuras ojeras las cuales reflejaban el maltrato que posiblemente recibió y el cansancio que tenía, no dejaba de ver por la ventana trasera del taxi, se notaba la incomodidad que sentía así que quise calmarlo un poco entablando una conversación. Pregunté: cuál es su nombre,  que de donde venía o a donde va, pero simplemente se limitó a su silencio y su desesperante tembladera que de seguro la causaba los nervios que lo invadían completamente, había conducido ya por casi 20 minutos, cuando en medio de la autopista decidió parar y simplemente se bajó y se echó a correr por el espeso terreno cubierto de mala hierba. No supe más de él.
Habían pasado ya varios días cuando en uno de mis almuerzos fuera de mi “mansión”, en un restaurante viejo con paredes ya sin pintura y un olor algo peculiar, (que cuando lo sientes recuerdas varias cosas de tu niñez), al que comencé a acudir por varios días, pues escuche entre mis compañeros de trabajo que hacían la mejor comida casera de la ciudad, mientras esperaba que me sirvieran la comida; tome prestado el diario local, y en primera plana vi a aquel hombre asustado de blanca vestimenta sujetado por dos enormes jóvenes introduciéndolo en una especie de ambulancia negra, y con letras amarillas muy grandes decía “PSICOPATA ASESINO ES CAPTURADO EN LOS BOSQUES A LAS AFUERAS DE LA CIUDAD”, quedé atónito, y a la vez algo perplejo, y es que no entendía como aquél hombre temeroso, triste y callado podía ser un psicópata y mucho más un asesino?? Continué con mi lectura de aquél artículo en el que explicaban detalladamente quien era esa persona pues en artículos anteriores habían pedido a la ciudadanía que tengan mucho cuidado de la persona con las características del individuo, y mencionaban en el artículo que a la edad de 38 años, asesinó a su familia brutalmente atándolos en sus camas y terminó por quemar su casa con ellos dentro, la causa aun se la desconoce pero creen que terminó desquitándose depravadamente con sus seres más cercanos y posiblemente los únicos que tenía. De un momento a otro perdí el apetito y me levante sin antes dejar el dinero sobre la mesa de lo que había ordenado, salí de aquel restaurante y caminé por varios minutos pensando en todas las cosas que pudieron haber pasado en esa noche, me senté y bebí un poco de agua de una botella cristalina que sostenía en mi mano, pasados varios minutos me levante y pensé en la suerte que corrí en aquella noche y un poco más calmado y sonriente me dirigí a mi auto y continué con mi labor.
Transcurrieron muchos días, varios meses, y fue el 18 de junio de 1987, un día domingo, decidí salir a trabajar por unas horas en la noche, y me encontraba en la última de mis carreras, ayudando a una dulce anciana en su casa con sus compras después del supermercado, cuando un hombre muy robusto y de gruesa voz, precipitadamente se nos acercó y me apuntó con un revólver, me pidió que acelerara lo que más pudiera mi taxi, traía consigo un maletín negro y no lo soltaba como si de algo importante se tratara, mientras me apuntaba logré ver por mi retrovisor a un hombre con cabello rizado y mucha barba en su rostro, no alcancé a ver más pues era oscuro y el notó lo que yo trataba de hacer y de repente gritó “NO TE PASES DE LISTO, NO QUERRAS TERMINAR MAL ESTA NOCHE”, y me dio un fuerte golpe con su arma en la cabeza.
Me pidió que condujera a lo largo de la autopista a las afueras de la ciudad, adolorido por el golpe y algo atontado fue cuando recordé al psicópata sentado en el mismo lugar en el que se encontraba éste hombre varios meses atrás. Empecé a sentir mucho miedo por dentro y trataba de no demostrarlo, para no denotar la inferioridad que en ese momento tenía ante él, cuando irrumpió el silencio y comenzó su historia y en voz baja murmuro que al terminarla me dejaría ir libre.
“Me llamo Luis Mendoza, ingeniero de profesión, trabajador intachable y me considero excelente en lo que realizo, pero no tolero a la gente que trata de demostrar su superioridad a los demás exigiendo cosas que no debe, trabajo en el 37avo piso del edificio cruzando el parque central, acepté aquel empleo pues el anterior ingeniero había sido despedido, un tal José de la Barca, (despedido?, yo? Pensé dentro de mi), ahora yo he renunciado no sin antes haber tomado venganza de aquel hombre prepotente, jefe del lugar”.


Acaso lo mató?, yo estaba aterrado, y temblaba del miedo, cuando me pidió que detuviera el auto y que me bajara de él, dijo que se lo llevaría y que lo dejaría estacionado en algún lugar no muy lejos de aquí, “da la vuela” fueron las últimas palabras que escuché y camine en sentido contrario hacia donde él se dirigía. Me sentía un poco aliviado, pensando que estaba a salvo y que podía salir bien una vez más… pero no fue así. Obedecí para no alterar al tipo, y comencé a caminar lentamente y fue cuando escuche un disparo tras de mi… sorprendido abrí mis ojos, y sin poder haber reaccionado caí y quede tendido sobre el asfalto, agitado, y con dificultad para respirar,  veía como la densa y rojiza sangre que brotaba de mi cabeza corría por el canal de la avenida, mientras el sonido del motor de mi auto se alejaba, solo e inmóvil bajo la luz de la luna, pensaba en mi única alegría; pobre de mi hijo pensé… y conté los últimos minutos de mi mísera vida.

FIN

Comentarios

Entradas populares de este blog

El Cuento de la Montaña Inquieta