SORPRESAS INESPERADAS.

AUTOR: ANDRES S. MEDINA M.
FECHA: 16 DE MAYO DEL 2011


LA CLASE ALTA
Sentada en una hermosa silla Barcelona, aquellas sillas creadas por un arquitecto llamado Ludwig Mies van der Rohe, de magnifico diseño que fue expuesta en el pabellón alemán en el año de 1929 y que hasta fueron usadas como tronos para los reyes; al filo de su piscina se encontraba Amanda Ríos, una excéntrica abogada, una de las más prestigiosas y fuertes de la ciudad, quien había ganado varios casos grandes para gente muy importante del medio. Bebiendo un Martini de color verdoso con una cereza de un color rojo muy intenso, contenido en una copa cónica algo graciosa; era tan elegante la bebida que parecía sacada de aquellas revistas de coctelería de las cuales uno queda siempre asombrado con lo que ve. Amanda, madre soltera de un solo hijo, sentía que vivía su gloria, pues estaba en la cima, sobre todo, tenía un excelente trabajo, éxito, lujos, una casa hermosa con grandes ventanales por los cuales uno podía ver la ciudad entera, puesto que estaba ubicada en una zona alta de la ciudad, sus empleados la atendían como si de una real reina se tratara, pero era una persona común y corriente que corrió con algo de suerte.
Después de llegar siempre de su oficina, guardaba su espectacular mercedes benz cls color plata, dentro de su garaje, ingresaba por la puerta principal y dejaba sus objetos en la pequeña mesa que estaba ubicada en la entrada de su casa. Cansada de la labor del día, comenzaba con su rutina diaria, subía a su cuarto, tomaba una ducha, volvía a bajar y ya los alimentos estaban servidos en su enorme mesa en la que ella era la anfitriona sin haber un solo invitado. La única compañía que tenía eran su sirvienta una joven muchacha que preparaba sus alimentos, el mayor domo quien estaba pendiente de las visitas o… las cosas del “hogar” y dos chicas mas que se encargaban de la limpieza de la enorme casa. Su hijo, Luis Ríos, era un chico de 18 años, quien simplemente disfrutaba de lo que su madre había logrado, tenía lo que quería, su madre simplemente le daba lo que el pedía, y apenas hace unos días aprendía a conducir y ya poseía un automóvil de lujo, rápido no muy elegante como el de su madre pero en su mundo era lo mejor, y para cualquiera diría yo… era un Nissan 370Z, con el que llamaba la atención de cualquier chica que estuviese por donde el pasaba, no era un hijo ejemplar y eso se lo atribuía a su madre quien siempre estuvo ausente en muchos aspectos de su vida menos en el monetario, era un joven al que el estudio no le llamaba la atención, al que solo le gustaba pasear en su auto y repartir dinero en todo lado como si de caramelos se tratara. Comenzó a beber hace un año y su madre ni siquiera lo había notado pues muchas de las veces confundía el olor a alcohol de su hijo con el de ella. A las 18h00 de un 1 de julio ebrio murió trágicamente cuando corría a 160 kmh por una de las avenidas dentro de la ciudad según investigaciones de los peritos que acudieron a atender el caso, mató a un indigente que pedía algo de limosna y a un joven que en ese momento se encontraba dándole unas cuantas monedas a aquel pobre muchacho.

LA CLASE MEDIA
Salía a la una en punto de la tarde hora en la que termina su labor de maestra de ciencias sociales en el plantel en el que labora; una escuelita de bajos recursos a la que asistían niños con muchas ganas de aprender, y ese era el motivo que la animaba a seguir allí, pese a que su remuneración era algo baja, Zoila Cabezas recibe una carta con varias fotos que estremecieron su mundo. Hasta ese entonces la peor noticia que había recibido, las imágenes tan vulgares lo delataban todo, fotos en las que su marido se acostaba con otra mujer y había sido descubierto sin que él lo notase. Nerviosa, y perdida en sus pensamientos permaneció estática en la puerta de entrada de la escuela, ni la bulla de los vendedores, ni las despedidas de sus alumnos lograban hacerla reaccionar. Pasados 5 minutos volvió en sí y silenciosamente camino mientras varias lágrimas rodaban por su mejilla.
Llegó a su casa y simplemente se limitó a servir la comida y no realizó comentario alguno de lo sucedido varios minutos antes. Sentados listos para comer ella, su “fiel” esposo, y su amado hijo conversaron de cosas varias más del tema nunca se supo pues ella planeaba hacerlo en algún momento propicio. Zoila es de las madres que le dedican todo su tiempo a su familia, que no les importa nada más que ellos, los atiende muy bien en todo aspecto. Miguel, su esposo en cambio es de los hombres machistas que nunca realizan labor alguna para ayudar dentro de su hogar, solo espera que la comida caliente esté servida mientras mira el futbol que es su pasión ante todo, no trabaja y vive a cuestas de Zoila, Santiago por otro lado es el mejor de su clase, un estudiante modelo que pasa largas horas dedicándole a su estudio, pues es de eso que vivirá en un futuro, estudia por la mañana en una prestigiosa universidad de su ciudad gracias a una beca que obtuvo por haber sacado los mejores puntajes en sus estudios del colegio. Esta en noveno semestre de la carrera de arquitectura y se presume entre los profesores que será uno de los mejores arquitectos que han salido de aquella universidad, pues es paciente, minucioso, y muy detallista con los trabajos que realiza presentándolos siempre impecable.
Zoila sentía mucho orgullo de su hijo, al saber lo que ella había inculcado en él, para ella era su mayor alegría y su gusto era verlo sentado en su pequeño escritorio realizando trabajos hasta altas horas de la noche.
Pero un primero de julio, avanzada ya la noche, su hijo no regresaba aún, su marido no se encontraba en casa y ella suponía en donde él podría estar, pero preocupada por Santiago esperó muchas horas más, sentada en uno de los viejos sofás que en su sala posaban… sus penas no acababan ahí.
A las 6 de la tarde con un minuto su hijo había muerto, víctima de la imprudencia de un muchacho que corría a gran velocidad en un auto rojo por la ciudad, en estado etílico, perdió el control del mismo y termino por estrellarse contra Santiago, acabando con su vida en un instante.

LA CLASE BAJA.
La gente más agradecida con Dios es la que menos cosas tiene, pero que agradecen? Su vida…! Rosa Altamirano, una mujer que no tiene nada más que una pequeña casa, de madera vieja, de techos metálicos y cortinas de papel, vive con su hijo, un muchacho de 11 años de edad que trabajaba por la noches en la calle pidiendo algo de dinero para poder subsistir el día siguiente, su madre en cambio trabajaba por las mañanas y tardes para poder darle a su hijo algo de dinero para que se transportara a su escuela, ella trabajaba en buses y en la calle, vendiendo dulces o golosinas, de los cuales obtenía algo para comer pero no siempre lo lograba, era mal vista por la gente que transitaba por las aceras de la ciudad pues su vestimenta no era tan buena que digamos, pantalones rotos y muy sucios, una camiseta muy vieja que un solo ventarrón podría romperla, trataba de verse bien, pues era una mujer agraciada de rasgos muy bonitos, ojos claros mejillas rosadas como una flor en un día de verano, pero no era suficiente para llamar la atención, pues al mismo tiempo estaba sucia y su cabello muy alborotado, lo cual opacaba su belleza.
Regresaba siempre con algo de comida que había comprado con el dinero obtenido de sus ventas, a la misma hora de todos los días, a cocinar para su hijo, pues ella tenía la esperanza de que algún día el con sus estudios los sacaría adelante.
Cuando el pequeño Rafael regresaba de clases, su madre ya lo esperaba con la comida caliente, no era un festín, era una sencilla comida a base de unas cuantas verduras, arroz etc. y cuando tenían algo de suerte podían comer carne. Ese tiempo de almuerzo familiar era el mejor para los dos, pues cada uno contaba lo maravilloso que fue su día mientras estaban ausentes los dos, el contaba sus aventuras con sus amigos, y ella las suyas en la ciudad. Rafael era un niño muy dedicado, apenas terminaba de comer levantaba lo que se sirvió y ayudaba a su madre en l limpieza del hogar, pues ella no tenía tiempo ya que volvía a trabajar, cuando terminaba su labor se sentaba juicioso a hacer su tarea, y cuando en su reloj daban las 5 de la tarde salía siempre con una sonrisa y agradeciendo a su Dios por los alimentos que se servía diariamente. Parecía que iba a ser una noche buena, y él lo sentía, así que sin antes santiguarse salió y caminó hacia el lugar al que siempre iba, un lugar muy concurrido en el centro de la ciudad, en el que cuando la noche llegaba parecía como si aún siguiera de día pues habían tantas luces como estrellas en el cielo, el vivía maravillado con lo que había en ese sector; cuando llegó, se sentó y esperó..! no había mucha gente ese día caminando por ahí, lo cual le llamó la atención, pensó que tal vez era por la hora, aun que ya faltaba solo diez minutos para las 6 de la tarde, así que simplemente decidió esperar paciente.
Dadas las 6 de la tarde vió acercarse hacia él a un joven de buena presencia, bien vestido, y cargaba un maleta en su hombro, y en su otro brazo unos cuantos planos, parecían serlo pues eran papeles muy grandes enrollados como aquellos que usan los ingenieros o arquitectos. Cuando se paro en frente del niño, metió su mano dentro de su bolsillo y saco unas cuantas monedas.
Un minuto después un estruendo se escuchó, y la gente de los locales aledaños salieron asustados a ver qué sucedió, y solo vieron una escena terrible, un automóvil rojo se había estrellado, fue tan fuerte el impacto que terminó por ingresar dentro de un local de ropa, sin causar daño a nadie dentro de la tienda. Lamentablemente mató al pequeño niño y a aquél joven caritativo que por su bondad se detuvo a dar unas cuantas monedas y perdió su vida.
Ahora tres madres se lamentan, una perdió a un hijo que “nunca tuvo”, la otra a uno que fue el orgullo de su hogar y la otra a la esperanza de su vida. Tres madres de diferentes clases sociales, tres vidas distintas pero con un mismo dolor que nunca sanará.

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